viernes, 23 de noviembre de 2012

Deconstructing Harry



Ficha técnica:
Director: Woody Allen
Guionista: Woody Allen
Dir. de fotografía: Carlo Di Palma A.I.C.
Producción: Sweetland films
Año: 1997

Estamos ante una de las grandes obras de Woody Allen. Estrenada en 1997, el genio neoyorquino propone una historia con claros tintes autobiográficos (como en muchas de sus películas), irónica, fresca, rebosante de ingenio y creatividad, el director de Annie Hall y Manhattan nos presenta a Harry (encarnado por él mismo), un escritor depresivo, adicto a los fármacos, tormentoso y con una vida plagada de fracasos amorosos, que encuentra el éxito con obras en las que relata las distintas vidas de sus amigos más cercanos, disfrazadas con otros nombres pero al fin y al cabo hablando de ellos.

Ello, pese a llevarle a una incontestable popularidad y la buena acogida de las listas de ventas, le acaba enfrentando a sus amigos, puesto que en la novela narra aspectos íntimos y prohibidos de éstos y de sí mismo. Allen habla de los miedos de todo creador a quedarse sin ideas, a sufrir temporadas aciagas de silencio obligado por no tener nada que contar, dando a luz a un más que probable alter ego de su propio yo. Con un reparto de lujo (Billy Cristal, Demi Moore, Robbin Williams, Judy Davis o Kristie Alley entre otros), el director, guionista y actor protagonista de Desmontando a Harry inventa situaciones que harán llorar de risa al espectador y escenas inenarrables que pasarán a la historia del cine, como su particular "Descenso al Mällstrom" (infierno) en ascensor, en el que una voz en off va anunciando piso por piso lo que se puede encontrar en cada módulo del infierno.



Probablemente uno de los mejores guiones de Woody Allen, (y eso es mucho decir) en el que saca a relucir temas tan recurrentes en su carrera como la obsesión por las prostitutas, su hipocondría, la relación con los psicoanalistas, y sus fracasos en el amor, sin dejar pasar la oportunidad de atizar a todos aquellos seres insulsos que aparecen en nuestras vidas a diario. Una película ácida, rebosante de inteligencia, elegante humor y con un ingenio al alcance de muy pocos. Desde aquí aplaudo la creatividad del guionista americano, que reproduce sus sentimientos y pensares en cada escena.

Frases como "las dos palabras más bonitas de nuestro idioma no son 'te quiero' sino 'es benigno' " han quedado ya grabadas en letras de oro en la historia del cine.