domingo, 29 de enero de 2012

ÉPICA

Enero nos regalaba un último domingo para disfrutar del tenis, con la final del Abierto de Australia entre la primera y la segunda raqueta del mundo. Un partido a priori sin favoritos, si bien cabe decir que Novak Djokovic se presentaba al mismo 48 horas después de jugar una semifinal de 4 horas y media a 5 largos sets. Pero en el deporte no hay excusas para las finales, incluso existe aquél valiente dicho de: “las finales están para ganarlas”.

Tras casi seis horas de partido y 5 sets tengo que decir que estas dos bestias han puesto el listón muy alto para el 2012. Aunque resulte imprudente decirlo cuando sólo es enero, es muy probable que hayamos visto el mejor partido del año. Un partido físicamente asesino, que tras un primer set para el manacorí pasó al terreno de Nole, que se impuso en los dos siguientes sets y camino iba de hacerlo en el 4º y cerrar un torneo colosal cuando la rabia, el tesón y el mejor tenis de Rafa rugieron con fuerza en la Rod Laver Arena. El español levantó un set que pintaba muy mal, llevándolo al tie break y venciéndolo con maestría, para llevar el partido a un último set agónico, mientras Djokovic asistía al show de puños ganadores y gritos de “Vamos” atónito, como preguntándose de dónde sacaría Rafa esa fuerza tras 5 horas de intensos sartenazos de lado a lado de la pista.


Cuando Rafa rompe el saque de Nole en el 7º juego del último set todo parece indicar que el serbio ha doblado muy dignamente la rodilla, máxime viendo sus muecas de dolor y su leve cojera por la pista. Pero en el último set de una final y tras más de 5 horas y media los errores no forzados son constantes y las fuerzas van demasiado justas y hasta empañan la mente del tenista, así que todo es posible. Ambos han sabido imponer su orgullo ganador y nos han regalado un tennis de un valor incalculable. Djokovic se ha levantado cuando ya nadie esperaba tener noticias suyas y todo parecía indicar que la final caía del lado del de Manacor. Pero los campeones tienen esas cosas, que llevan la victoria en la sangre y tatuada en negrita y mayúsculas en su corazón. Tiraron ambos de casta, y ahí, el único que puede hacer sombra a Rafa es Nole.

Finalmente, 5-7, 6-4, 6-2, 6-7 (5), 7-5 y un nuevo Grand Slam para un Djokovic en estado de gracia que fortalece su dinastía y vuelve a pasar la mano por la cara a Rafa Nadal. Parece que le tiene tomada la medida y somete al mallorquín en cada final, igual que hace Nadal con el rey, único e indiscutible 1 de la historia (RF1). Ahora, sólo queda rezar para que el próximo sorteo ponga a Nadal y Federer en distintos lados del cuadro…y veremos qué sucede entonces. Pero antes de pensar en el futuro, hay que cerrar el Open de Australia como se merece: felicitando a los dos campeonísimos Rafa Nadal y Novak Djokovic y agradeciéndoles el maravilloso partido que nos han brindado.

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