Maldito cáncer,
Tú que tantas lágrimas nos has
hecho y nos haces derramar a todos, tú que tanto dolor has causado en pacientes
pero sobre todo en familias enteras, tú que nos has dejado el hogar medio vacío,
has quitado un plato en nuestras mesas, y has convertido en nostalgia lo que
sin ti hubiera sido una grata compañía. Y por si fuera poco nos dejas la
impotencia de no tener a quién culpar más que a ti, maldito cabrón.
Denigras a seres humanos a los
que no solo vas apagando a tu antojo si no que les privas de ver crecer a los
suyos, les privas de compartir con aquellos a los que quieren algo tan sencillo
como un puto abrazo, un beso o una mísera mirada de vez en cuando.
Y a los que tenemos que dar las gracias
de no padecerte en nuestra propia carne, nos dejas aquí, imaginando cómo
hubiera sido el mundo si tú no hubieras aparecido en nuestras vidas de forma
directa o indirecta.
Maldito cáncer, sólo me queda
preguntarte ¿tantos hombres buenos han hecho falta para que por fin te llevaras
a un hombre malo? Por fin has afinado la puntería y te has llevado a uno de los
muchos alter egos en forma de persona (solo en forma) que tienes. Adiós al Comandante
Chávez, sin el que el mundo, seguro, será un poco mejor. Nada más, cáncer, a
ver si sirve de precedente y en adelante te vuelves un poco más selecto a la
hora de decidir a quien borrar como persona.
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