martes, 16 de abril de 2013

Tres noches, de Austin Wright.





Título: Tres noches (Tony and Susan en el original).
Autor: WRIGHT, Austin.
Ediciones Salamandra.
380 páginas.
Año de publicación: 1993



Sinopsis: Tras casi 20 años sin tener noticias de Edward (su ex marido), Susan Morrow, felizmente casada con Arnold y madre de tres hijos, recibe en su casa un paquete con la última novela de su ex cónyuge. Éste le pide que la lea y le dé su opinión, como solía hacer en sus inicios como escritor, cuando era su crítica más fiable.
Susan precisa de tres noches para devorar dicha novela que, removiendo su pasado, cuestionará su presente y hará peligrar su futuro.
Susan, se verá reflejada en Tony, el protagonista de Animales nocturnos (título de la novela en la que se sumerge), y casi sin querer busca en dicha obra explicaciones de su pasado, pues está segura de que Edward refleja en ella, de forma implícita, mensajes que quedaron en el aire.

Esta novela se publicó por primera vez en 1993, diez años antes de la muerte del autor, pero no encontró el éxito hasta su reciente reedición. Se trata de una idea original y ambiciosa, pero en mi modesta opinión, ahí se quedó; una historia que presenta muy buenas formas, pero poco exploradas y que no llega al final de las cuestiones que trata. A menudo la literatura nos regala este tipo de historias que nos invitan a interpretar y bucear, pero Tres noches no tiene, ni de lejos, dicha categoría.

El autor, Austin Wright.

Me parece excepcional lo que plantea el autor: un escritor fracasado que trata de justificar ante su ex mujer los grandes interrogantes pendientes de su pasado, a través de una novela, valga la redundancia, en la que dará que pensar (tanto a Susan como a nosotros los lectores). Un viaje por temas como el matrimonio, la venganza, la soledad y las vidas atrapadas/encalladas en las decisiones tomadas que marcan la vida de cada ser humano. Hasta aquí diría que se presenta colosal. Pero a partir de ahí, asistimos a una caída en picado, y en mi caso a una decepción.
Siempre es complicado meter una novela dentro de otra, resulta a menudo cargante, y ahí es precisamente donde creo que Wright se pierde. Sin embargo, aplaudo el viaje de Susan a través de las elecciones románticas que han marcado su vida y que la lleva a analizar cosas tan inabarcables como el paso del tiempo o la justificación de decisiones vitales del pasado con el conocimiento del presente. Me parece lo mejor del libro.  

De lectura rápida, estamos ante una novela entretenida de la que se pueden extraer temas muy interesantes. No obstante, deja demasiados frentes abiertos, ni siquiera lo suficientemente bien planteados como para que se pueda considerar buena.

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